Las buenas ideas pueden resolver problemas y mejorar la vida de las personas. De la mano de la imaginación, la originalidad y -por qué no- el juego, los equipos de marketing y demás áreas pueden poner en práctica el pensamiento creativo y complementar la potencia de las nuevas tecnologías para conseguir resultados más innovadores. En este artículo, te contamos algunas herramientas para que puedas explorar más este mundo.

“La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”, decía Pablo Picasso (1881-1973). Más recientemente, Steve Jobs (1955-2011) opinó que “la creatividad simplemente consiste en conectar cosas”. La pregunta que sigue es: ¿cómo aplicar esos principios en el trabajo diario de la industria? ¿Cómo fomentar una cultura de la innovación que se sustente en el pensamiento creativo y que ayude no solo a conectar mejor con los consumidores, sino también a potenciar las capacidades de cada equipo interno?

El pensamiento creativo es una habilidad que todos podemos desarrollar. De hecho, la creatividad es una de las formas más elaboradas y sofisticadas de la inteligencia humana. Y eso va de la mano de la plasticidad de nuestro cerebro, que nos permite adoptar nuevos comportamientos, aprender y enfrentar circunstancias nuevas. Esta capacidad creativa involucra diversos procesos mentales y su gran característica es la generación de ideas que son, al mismo tiempo, originales y útiles.

Y ya que la creatividad es “poner la imaginación a trabajar”, nada mejor para cada equipo de trabajo que adoptar el pensamiento creativo para llevar la innovación un paso más allá. ¿De qué forma? Recurriendo a tres principios básicos:

1. La empatía

La capacidad de “ponerse en los zapatos del otro”, de comprender sus creencias, pensamientos e intenciones es una de las herramientas básicas del pensamiento creativo. Y eso no solo debe buscarse hacia dentro de los equipos, con nuestros compañeros, sino también con nuestros destinatarios finales, los consumidores. Nuestro propio pensamiento se expande y se afianza si le damos lugar a nuevos puntos de vista.

En ese sentido, es clave entender las necesidades de los usuarios para ofrecerles soluciones innovadoras. Entrar en contacto con ellos, hablarles y escucharlos, involucrarse en sus experiencias resulta esencial para comprender quiénes son las personas que elegirán tu marca.

2. La colaboración

El famoso brainstorming o pensamiento expansivo también resuelve problemas y es parte primordial de la creatividad. Nuevamente, que todos aporten sus ideas enriquece los equipos de trabajo. Y como todos somos seres sociales, no importa que las ideas no lleguen a buen puerto y que haya que seguir buscando soluciones. De eso se trata: de colaborar, ya que los procesos creativos se potencian con el trabajo en equipo y la creatividad es más poderosa cuando tiene un propósito definido.

Asimismo, orientar los esfuerzos individuales hacia una meta en común es muy similar a aplicar el pensamiento 10x. Se trata de una forma disruptiva y consiste en tratar de mejorar una situación 10 veces, en lugar de hacerlo en un 10%. A partir de la identificación de un gran problema, todos imaginan posibles soluciones y, luego, la prueba y el error conducen a resultados superadores. Claro que, para eso, la colaboración se alía con otros dos puntos fundamentales: la motivación y la comunicación.

3. La experimentación

Una vez que las ideas fueron pasadas en limpio, llega el tiempo de probarlas. Eso significa que luego de generar la mayor cantidad de soluciones posibles para un problema, tu equipo deberá evaluarlas, refinarlas y ponerlas en práctica. Así, los marketers pueden recurrir, por ejemplo, a los experimentos de Optimize, diseñados para adaptarse a las necesidades de cada empresa. Otra herramienta útil para los especialistas en marketing son los borradores y experimentos de campañas, que permiten proponer y probar cambios para las acciones de la red de Búsqueda y la Red de Display.

Experimentar, crear prototipos de cada proyecto o probar productos o servicios de manera interna antes de lanzarlos aparece, entonces, como el último -pero no menos importante- eslabón del proceso de pensamiento creativo. Es, en definitiva, la mejor forma de conseguir una profunda empatía con tus clientes y adoptar una cultura de innovación que será útil para cualquier desafío que enfrente tu equipo de ahora en más.

Para finalizar, te dejamos algunos consejos para que puedas potenciar el pensamiento creativo. ¿Te animas a ponerlos en práctica?

  • Escucha las ideas de todos y dale a cada uno el tiempo para idear diversos abordajes.
  • Fomenta la cultura de las sugerencias y mantente abierto a las nuevas ideas.
  • Recurre a la tecnología para potenciar el brainstorming.
  • Genera intercambios periódicos entre los diversos equipos.
  • Toma riesgos y aprende de los errores.

Fuente: Google.